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sábado, 1 de octubre de 2011

Cambiar el mundo

Estamos inmersos en tiempos en los cuales las situaciones políticas, económicas y sociales nos aturden con desastres de todo tipo, el mundo parece caerse a pedazos en muchos aspectos y cada vez resulta más difícil satisfacer nuestras necesidades básicas para tener una vida digna. Vamos por la vida flotando, dentro de las rutinas que el día a día conlleva, cumplimos con nuestra existencia pero no pasa de ahí, estamos un tanto vacíos, y el vacío está en constante incremento. Poco a poco entramos en etapas insostenibles, pues no aportamos más que nuestra existencia, no sentimos pasión por algo, nos perdemos paulatinamente.

Estamos en una constante búsqueda de la felicidad, no sabemos qué es ni cómo encontrarla, pero en cada movimiento tratamos de sentirnos mejores con nosotros mismos. Generalmente procuramos satisfacernos sin importar lo demás o los demás, sin embargo, los intentos suelen ser fallidos y entramos a un círculo vicioso que provoca la constante inconformidad e impotencia. Algunos le ponemos la mejor cara que tenemos a nuestras situaciones, buenas o malas, tratamos de tener una actitud positiva, pero muchas veces no encontramos las bases para respaldar esta actitud. La pregunta surge al pensar por qué no logramos ser felices si la naturaleza del hombre es buscar el bienestar. Es ahí, en donde tal vez esté la respuesta y, tal vez, sea muy clara y accesible. Nos equivocamos al guiar nuestros esfuerzos simplemente al bien propio, erramos al preocuparnos tanto por nuestros asuntos, pues si bien hay que tratarlos y darles una importancia prioritaria, es un hecho que no deben copar nuestras vidas.

El mundo es lo que es, un territorio casi inhabitable, en gran medida por nuestras acciones. Solemos culpar a ciertas figuras, ya sean políticas o sociales, pero jamás hacemos un autoanálisis. Tenemos una preocupante tendencia a quejarnos ante cualquier circunstancia, lo cual no es malo, el problema surge cuando nos quedamos en la queja y no aportamos absolutamente nada para un cambio. Creemos que con levantar la voz con un desacuerdo, todo cambia, creemos que estamos haciendo un bien, pero en realidad, no hacemos mucho si no procuramos cambiar al mundo individualmente.

Cada persona debe buscar hacer el bien, pero no propio únicamente, sino a los demás. Mediante acciones que mejoren la vida de otros. Cambiar la vida de los demás. No es necesario mover a 100,000 personas, simplemente se puede cambiar la vida de una o dos personas, de tal manera, tan significativa, que todo mejore. Deberíamos centrar nuestros esfuerzos por mejorar a quienes tenemos cerca, a quienes podemos, con los medios que tengamos, con lo poco o mucho que podamos, pero aportarles. Una persona cambia la vida de alguien y con ello está cambiando al mundo. Al mismo tiempo, la persona "mejorada" cambia la vida de otros y se va realizando una cadena. Es un ideal, claramente, pero es tan fácil quejarse menos y hacer más. Tan simple como esforzarse por hacer las cosas bien, sean cuales sean, en nuestro entorno, hacer siempre lo mejor, ser claro, preocuparse por los demás en cada acción que tengamos, dar, ayudar, proponer.

El mundo sería un lugar mucho mejor, la vida de las personas dejaría de ser otra rutina en la cual flotamos, si tan sólo, individualmente, pensáramos en que podemos hacer de bien a alguien a nuestro alrededor. No es difícil, no hay que ponerle una casa, por ejemplo, sino estar de apoyo para cuando lo necesite, no dejar sólas a las personas, ayudarlas a entender lo buenas que son. Porque estamos muy equivocados al juzgar y elegir tan detalladamente a ciertas personas que parecen ir del lado equivocado, es mejor tratar de ayudarles a encontrar un camino, y así, cambiar sus vidas, mientras cambiamos al mundo. Y seguramente, tendremos como consecuencia esa felicidad que tanto buscamos, sintiéndose útiles, viendo lo que nuestras obras provocan, esos momentos plenos deben llegar.

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