Son las 8:00 de la noche. Quedé de ver a unos amigos a las 9:00. Salí de mi casa desde las 5:00 y pretendía llegar antes de las 7:00 y así me daría tiempo con tranquilidad de hacer lo necesario para estar listo. Sin embargo, al salir de lo que estaba haciendo, a eso de las 6:30, seguí el camino recurrente que tomo pero encontré que la avenida estaba llena de autos, el tráfico era irritante, avanzaba a paso de rueda. Tardé más o menos 30 minutos en un tramo de 200 metros. Vivo en una ciudad pequeña que tiene un preocupante exceso de coches, tal vez los tiempos no son iguales que en una ciudad grande pero aún así, interfieren en tu vida diaria.
Al notar que no avanzaría a mayor velocidad en el camino que seguía, decidí tomar un retorno y regresarme para irme por otro lado, aún cuando esto significada dar una gran vuelta y el desconocimiento de la situación en cuanto a tráfico por el nuevo camino. La verdad es que ya me habían advertido acerca de una manifestación que se iba a llevar a cabo en la tarde por el primer camino pero decidí irme por ahí creyendo que ya habría terminado. No fue así. Al principio, al retornar, parecía que todo cambiaría, no había muchos autos y se avanzaba correctamente. Pero al dar la vuelta hacia el camino que me llevaría a casa, una vez más, había una fila interminable de coches. En ese momento, me dí cuenta de que iba a estar ahí mucho tiempo.
Decidí cambiar el disco que escuchaba, puse uno que me pone de buenas, yo lo quemé. Me tranquilice, al fin y al cabo, aún estoy de vacaciones, no iba a perder algo realmente importante. Seguí avanzando lento. En esos momentos me puse a pensar en las manifestaciones. Siempre he creído que es una pésima manera de expresarse, arbitraria y egoísta. Dicen que es un derecho la libertad de expresión, pero siempre he pensado que eso solamente es una manera de escudarse, pues cuando dañas a terceros, tu libertad ya no tiene sentido. Volteaba a mis alrededores, veía señores en sus autos, algunos de lujo, muchos más un tanto antiguos. Desesperación, preocupación, ansiedad, hasta tristeza reflejaban sus rostros. Me preguntaba: ¿Qué pasa con toda esta gente? Algunos salen del trabajo ansiosos por ir a casa a descansar y ver a sus familias, otros aún tienen que regresar al trabajo, otros más necesitan ir al baño urgentemente, recoger a sus hijos de sus actividades, llegar a una cita, etcétera. De una u otra manera, todos ellos tendrían que aplazar cualquier deseo, necesidad u obligación, pues no hay manera de cambiar lo que pasaba.
Luego pensé, ¿qué sería de una persona que va en una ambulancia por algún accidente que tuvo y si no llega al hospital su vida corre peligro?. Tampoco tendría solución, porque no había manera de orillarse para que pasara. Entonces ¿su vida importaría menos que la causa de la manifestación?. Al final, llegué a una conclusión parecida a la idea que ya tenía. Las manifestaciones son una salida irracional, egoísta y hasta cierto punto primitiva de reclamar algo que le afecta a la gente. Entiendo que deben tener sus problemas, que si no hay agua en su colonia, que si aumentan el precio del camión o de las tortillas. Muy respetables sus causas. También entiendo que no los escuchan, que necesitan que los observen para encontrar soluciones y que llegan a este punto como la solución a sus problemas. Pero ¿por qué pensar sólo en sus problemas?, ¿por qué afectar a gente que no les ha hecho nada? ¿por qué no pensar en el daño que pueden causar a otros en diferentes temas de sus vidas?. Al final, los menos afectados con estos reclamos, son los que deberían ser los más afectados, es decir, los que pueden hacer algo por cambiar situaciones y que no hacen nada.
Es un hecho que merecemos libertad de expresión, pero como todo derecho, deberíamos preocuparnos también por los demás. Somos una sociedad egoísta que no piensa a fondo las situaciones. Somos ovejas que seguimos lo que otros nos dictan. Somos holgazanes que buscamos siempre la vía rápida de "solucionar" problemas, sin pensar en la efectividad de dichas soluciones o en terceros. Somos primitivos, que dañamos a los demás sin control y ni cuenta nos damos. Es un hecho, el fin no justifica los medios, cada medio debe ser parte del fin que queremos lograr, una serie de pasos que sean pequeñas metas para el objetivo final.
Yo tal vez no llegue con mis amigos, tal vez sí. no tan tranquilo pero es probable que sí lo haga. Ojalá otros lleguen a sus asuntos, pero espero aún más, que algún día la gente deje de ser tan egoísta y piense un poco más las decisiones que toma.
Nadie ni nada pueden interferir con un compromiso de un mirrey...
ResponderEliminar