Existe una variedad muy amplia de males provocados por la humanidad y que la afectan a sí misma. El hombre tiende a equivocarse muchas más veces de las que acierta y a su vez suele cometer errores indistintos repetidamente. Sin embargo, esto no quiere decir que la vida misma sea un error, pues solemos acertar lo suficiente como para vivir los momentos tranquilos y felices necesarios para nuestra subsistencia. No obstante, tenemos un mal natural que parece ser el más difícil, el que tiene más consecuencias y el cual genera miseria.
El deseo, es una contraparte de la virtud debido a que provoca infelicidad ante cualquier situación, a pesar de que un momento parezca inmejorable, el deseo es quien se encarga de acabar con él y hacernos miserables una vez más. Cuando sentimos que hemos logrado autosatisfacción por alguna razón, ese tiempo en el que estamos bien con nosotros mismos generalmente tiene una duración muy corta, pues rápidamente buscamos una necesidad nueva, adoptamos el querer algo, algo más.
En nuestra esencia se encuentra sentirnos infelices a pesar de concretar lo que en un momento deseamos, pues a pesar de parecer mediocres, muchas veces, no nos conformamos jamás con lo que obtenemos, dando así, vueltas en un círculo que nos lleva a la constante insatisfacción. Podemos ganar dinero suficiente, tener a una persona amada, recibir cariño de los demás, etc., pero para nosotros, nunca es suficiente. Tenemos algo que a otra persona le haría falta, tenemos más y nos quejamos, si tenemos menos, obviamente también lo hacemos. La naturaleza del hombre es sentirse infeliz.
Es realmente un problema incorregible, se puede pensar que lo ocasiona un tipo de desamor propio que genera la intención de obtener más para satisfacer lo que sentimos que no tenemos, pero a decir verdad, es más probable que ese desamor exista en todos y sea inevitable, o mejor dicho, que desear siempre algo más sea incorregible, pues estamos en una constante búsqueda de la felicidad, la cual nos lleva permanentemente a buscar una u otra cosa pues no llegamos a encontrarla como una meta. Nos equivocamos al pensar que ello es eso, una meta, por eso deseamos más y más, debemos entender que son momentos simplemente, en los cuales nos sentiremos felices, disfrutar de ellos, sea cual sea su duración, así, mínimo, dejaremos de desear y sentirnos infelices en los momentos en que estemos disfrutando de esas etapas.
si fuera tan fácil aceptar que solo son momentos seriamos felices muchas mas veces! en lo personal pienso que no es malo desear, el problema es no saber ponerle un limite, el deseo puede ser realizador pero también auto-destructivo.
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